Suman 500 las familias del sur tucumano que permanecen aisladas a causa del desborde de ríos y arroyos. Particularmente, sufren Los Agudo y Las Juntas. Aunque el nivel de agua descendió en las últimas horas, los 300 habitantes de esos parajes permanecían sin poder salir por sus propios medios para abastecerse de distintas necesidades. La ruta 331, que conduce al lugar, seguía transformada en un brazo del río Medinas, el cual se desmadró el lunes de la semana pasada. Efectivos de la Policía Lacustre, durante la tarde se encargaron de distribuir en lanchas alimentos a los damnificados. La insistente lluvia que cayó durante casi todo el día complicó la tarea de los uniformados.
También se encontraban aisladas otras 200 familias que viven a la orilla de la ruta que comunica La Cocha con Taco Ralo. Ahí también se desplegó la Policía Lacustre para acercar alimentos a los inundados. Las tareas de asistencia fueron programadas por la Municipalidad local y el Ministerio del Interior. La zona se anegó debido al desborde de los arroyos El Sueño y La Posta.
“Hay que esperar”
A media tarde en Los Agudo hubo una reunión de pobladores con autoridades del Gobierno provincial. Ahí exigieron urgentes trabajos de dragado, reencauce y construcción de defensas. “No queremos bolsones, sino solución para el río. No podemos seguir viviendo en medio del agua medio año”, manifestó Ramona Antonia Romero.
El coordinador de la comuna de la zona, Agustín Fernández, prometió el envío de máquinas pesadas para poner en marcha un intensivo trabajo sobre el Medinas. “Hay que esperar que deje de llover porque ahora poco o nada se puede hacer”, apuntó el funcionario. Darío Castillo planteó la necesidad de que las topadoras y retroexcavadoras que se envíen vayan aprovisionadas de suficiente combustible. “La última vez que vinieron trabajaron poco porque se quedaron sin gas oil”, planteó.
Las Juntas
La situación más angustiante la viven los pobladores de Las Juntas. Castillo, oriundo del lugar, contó que el agua que salió del Medinas ingresó a las casas de varios vecinos que perdieron ropa, electrodomésticos, animales y cultivos. “El río perdió su cauce por la colmatacion y la falta de defensas. Todo el lugar esta cubierto por las aguas. En algunos sectores te llega hasta el pecho. Es una desgracia que venimos soportando desde hace meses”, describió.
Sostuvo, además, que las familias están hartas de vivir acorralados por el agua. “La gente anhela abandonar el pueblo -remarcó-. El que no se va es porque no tiene adónde ir”.